viernes, 23 de diciembre de 2016

Estas preparado para recibir a Jesús

Amados hermanos y hermanas, María fue preparada para acoger al Verbo de Dios. María se preparó para acoger al Verbo de Dios. Es lo mismo para nosotros.

En el momento de nuestra creación, cada uno de nosotros fue preparado para acoger al Señor Jesús por la gracia de nuestra fuerza de amar, que proviene de Dios. En el momento de nuestro renacimiento, por esta gracia magnifica de nuestro bautismo, nos hemos convertido en los amados hijos del Padre.

Desde este momento y cada día de nuestra vida, es necesario que nos preparemos siguiendo a María, caminando como ella, caminando con ella. Una madre de familia nos enseña siempre la realidad concreta de la vida, así que, hagámosle, como María, un lugar en nuestro corazón y en nuestro hogar para acoger ¡al que viene!

Padre Pierre Le Bourgeois,  

28 noviembre 2009

miércoles, 5 de agosto de 2015

El joven en la vida del grupo de oración, o el grupo de oración en la vida del joven


El joven en la vida del grupo de oración
A veces nos lamentamos de que no hay jóvenes en nuestros grupos. Y es cierto. Crear experiencias que motiven a los jóvenes no es fácil. Pero no por eso hemos de desfallecer. La experiencia de Cristo es (o puede llegar a ser) fascinante para cualquier joven. No podemos dar recetas mágicas de cómo hacerlo pero sí decir que hay dos ingredientes imprescindibles para esta misión: la fe y la caridad… (con una buena dosis de perseverancia). Y fe y caridad no aisladas, sino como una masa uniforme, como un todo integrado que sea fermento que la haga crecer.
En este último tiempo mucho hemos escuchado sobre esto. En realidad, toda la enseñanza de Cristo y de la Iglesia, nos hablan, fundamentalmente, de la fe y del amor. Benedicto XVI lo testamentó ya con su primera encíclica y lo selló con su última carta para la Cuaresma… y ahora, el Papa Francisco lo primero que hace, según coge el testigo, es comenzar a expresar con sus gestos, con sus palabras y con toda su vida aquello a lo que tanto nos alentó su predecesor. La prioridad de la Fe y la primacía del Amor, sin el que nada somos (I Cor 13, 1)… Y como no hay mayor amor que el de Cristo, el amor que entreguemos no debiera ser otro que ése, el nacido de nuestra fe, de nuestro encuentro con Cristo, de nuestra transformación al descubrirnos amados por El. Así, el amor al prójimo no sería ya sólo un mandamiento, sino que se convertiría en la seña de identidad de cada cristiano, en la consecuencia directa de nuestra fe, de nuestro encuentro con Cristo. La fe nos hace acoger el mandamiento del Señor y Maestro; la caridad nos da la dicha de ponerlo en práctica (Benedicto XVI).
Evangelizar (transmitir la fe en Cristo) y acompañar (entregar el amor de Cristo) es nuestra misión como Ministerio de Jóvenes. A veces hemos caído en el error de creer que lo primero es evangelizar al joven para después acompañarle, sin embargo, cada vez somos más conscientes de que ambas misiones son parte de una misma realidad, y que tanto una como la otra, nos pueden llevar a alcanzar el mismo fin, ganar corazones para Cristo. Acompañar a quienes evangelizamos… y evangelizar a quienes acompañamos. Con el término evangelización no nos estamos refiriendo tan sólo a un primer anuncio, partimos de que la evangelización va más allá.
Cada vez estamos más convencidos de que lo más “efectivo” es que ese primer anuncio o proclamación del kerigma venga seguido de todo un proceso de acompañamiento y evangelización. Una experiencia aislada de Dios, sin posteriormente estar cerca del joven para ayudarle a “digerir” y comprender todo lo vivido, puede suponerle alejarse, creer haber vivido un espejismo y volver a dejarse llevar por las arenas movedizas de un mundo que les absorbe y bombardea con mensajes que ofrecen una falsa felicidad…, eso sí, inmediata. Ir a contracorriente no es fácil para nadie, y menos para el joven. Por otra parte, hemos de tener en cuenta que la vida del joven está llena de subidas y bajadas, de momentos de luces y de sombras, de lugares de oasis y de desierto, de tiempos de consolación y de desolación... y en cada uno de esos tiempos y lugares, cada vez se hace más urgente evangelizar y acompañar. Ya sea hablando y proclamando a un Dios vivo que hace maravillas, o ya sea, desde el silencio, dejando que sean nuestros gestos y nuestra vida la que hable y proclame a ese Dios vivo capaz de hacer maravillas. De esta evangelización hablamos… de la que se hace día a día en la vida de los que evangelizamos y acompañamos.
Por otra parte, también nos convencemos cada vez más, de que ese primer anuncio, muchas veces, puede venir precedido de nuestra presencia en la vida del joven que tenemos cerca, de nuestro acompañamiento, de nuestro interés por “sus cosas”, de nuestro respeto, de nuestra cercanía… un “abonar la tierra” para después “sembrar la Semilla”. Esto que parece muy obvio, a veces se nos olvida y nos empeñamos en ir dando sermones olvidándonos (o al menos dejando en un segundo plano) la cercanía, la comprensión, el amor gratuito que el joven necesita. Entonces ponemos todo nuestro empeño tan sólo en invitar a los jóvenes a nuestros grupos y encuentros, ofreciéndoles la posibilidad de tener un encuentro con Cristo… pero seguidamente nos despedimos “hasta la próxima”, sin volver a tener un contacto con ellos, y tan sólo, lamentándonos de que “no hayan vuelto”.
Para evangelizar a un joven es muy importante conocerle, preocuparte por sus intereses y aficiones, por sus problemas y preocupaciones, por lo que le gusta y por lo que le disgusta. Y a veces, antes de hablarle de Dios, tenemos que ser Dios para ellos. Ser ese oasis en el que se sientan cómodos, en el que no se sientan juzgados, en el que puedan descansar…
Es verdad que evangelizar a los jóvenes es llevarles a Cristo. Pero “llevarles a Cristo” no supone cogerles del brazo y “llevarles” a una Iglesia, sino que nosotros, salgamos de esa Iglesia para llevarles a Cristo. Cada vez que comulgamos nos convertimos en sagrarios de todo un Dios que puede acercarse a realidades que necesitan de Él. Y no sólo eso, sino que hacerte sagrario supone ser ese templo del Espíritu Santo, llevar todo ese Amor que hemos recibido de Quien, por pura Gracia, hemos acogido en nuestro seno.
El Papa Francisco desde el inicio de su pontificado nos está hablando mucho de esto, de evangelizar “las periferias existenciales” del dolor, la ignorancia y el pecado. Me emocionaron especialmente las palabras del discurso que ofreció todavía siendo cardenal, durante las congregaciones generales antes del Cónclave: “En el Apocalipsis Jesús dice que está a la puerta y llama. Evidentemente el texto se refiere a que golpea desde fuera la puerta para entrar… Pero pienso en las veces en que Jesús golpea desde dentro para que le dejemos salir.”
Salgamos a la vida del joven y llevémosle a Cristo. No nos preocupemos sólo en que vengan los jóvenes a nuestros grupos, sino en ir nosotros a ellos. Con nuestra presencia estaremos llevándoles a Cristo, estaremos entregando el fruto y la vida de nuestros grupos de oración y regalándoles el mayor tesoro que tenemos, a Cristo.
Decía una famosa frase de la película Gladiator… “Todo lo que hacemos en la vida, tiene su eco en la eternidad”. Creamos que todo aquello que hagamos, sembremos, amemos en nuestros jóvenes, tendrá un eco en sus vidas… y también en la eternidad.
Guadalupe de la Rosa Fernández
Responsable Ministerio Nacional de Jóvenes de la RCCE
FUENTE: http://www.rccejovenes.es

PRIMER TALLER PARA MATRIMONIOS

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DIRIGIDO A TODAS LAS PAREJAS QUE DESEEN MEJORAR SU RELACIÓN CONYUGAL, SI PERTENECES A UN GRUPO O MOVIMIENTO TE INVITAMOS A REFORZAR LA VIDA ESPIRITUAL DE TU MATRIMONIO A TRAVÉS DE ESTA EXPERIENCIA.
NO FALTES. NO TE ARREPENTIRAS!!!!!

7 obras de la misericordia, preparando el año santo con papa Francisco: enterrar a los muertos

La Misericordia es la punta de diamante del pontificado del papa Francisco, que en los gestos tiene la impronta del ejemplo, además explícito en la convocatoria del año santo convocado entre el 8 de diciembre y el 20 de noviembre 2016.
 
En su primer viaje fuera del Vaticano, el pasado 08 de julio de 2013 (apenas cuatro meses después de su elección), el Papa se conmueve y reza en el lugar donde se calcula en los últimos 20 años han perdido la vida 25.000 personas, entre ellas muchos niños incluso de brazos, mujeres y ancianos, que trataban de llegar a Europa en botes o chalupas fortuitas.
 
En un campo santo hecho de sal y agua, atracando en el barco de auxilio de la Guardia Costera italiana frente a la costa de la isla italiana de Lampedusa, rezó y lanzó una corona de flores al mar, sofocando por voluntad propia cualquier gran recibimiento de políticos o ceremonias pomposas para no profanar esa última ribera fúnebre de desesperados. 
En la bula del año santo, el Papa invitó a ser cristianos en las obras para “despertar nuestra conciencia, muchas veces aletargada ante el drama de la pobreza (…) pues los pobres son “los privilegiados de la misericordia divina” (n.15).
 
Esos mismos que huyendo de la pobreza, el hambre, y las guerras confían sus vidas a traficantes sin escrúpulos y se chocan contra un muro de indiferencia en las fronteras de occidente.
 
El mar que baña las costas de la isla siciliana de Lampedusa (Italia) es un cementerio en sinfín donde aún hoy agonizan y flotan boca abajo inmigrantes que tocan a la puerta de la opulenta, vieja, y tecno-céntrica Europa.
 
El papa anunció el año jubilar, y citó entre otros motivos de la celebración, el Juicio Final del Evangelio de Mateo (Mt, 25, 31-46):Lo que habéis hecho a uno de mis pequeños “a Mí me lo habéis hecho”.
 
Enterrar a los muertos y recordarlos en la oración hace parte de abrazar la Misericordia, pero aún más evitar muertes inútiles. Algo que parece superfluo, y en cambio, toca a las puertas cotidianamente de cualquier ciudad europea o sudamericana en el mendigo que sucumbe en el frió del anden o el migrante que se apaga atravesando el confín.
 
Los pequeños por los que lloró Francisco en Lampedusa y por los que todavía hoy clama la misericordia divina, invitan a actuar. En esa ocasión, Francisco ha visitado a los supervivientes, animado a los habitantes de la Isla para que el mundo crea.
 
En un dolor silente por el naufragio frecuente de los “hermanos y hermanas en extrema necesidad”, Francisco, hijo de inmigrantes italianos, ha sido el primer  papa que visitó Lampedusa, a 100 kilómetros de Túnez, fuera de los protocolos para rezar y pedir para que no hayan más muertos que enterrar sino por sana vejez. 

fuente: Aleteia.org

domingo, 19 de julio de 2015

Texto completo del discurso del Papa a la Renovación en el Espíritu

Francisco invita a la unidad en la diversidad y en la verdad, que es el mismo Jesús

Ciudad del Vaticano,

Queridos hermanos y hermanas, buenas tardes y bienvenidos.
También el agua sea bienvenida, porque la hizo el Señor. Aprecio tanto la respuesta que han dado a mi invitación que les hice en el mes de enero pasado para venir aquí en la plaza de San Pedro.
Gracias por esta entusiasta y calurosa respuesta. El año pasado en el estadio compartí con los presentes algunas reflexiones que me gustaría recordar hoy, porque siempre es importante recordar. La memoria. La identidad de movimiento carismático católico, de la cual nació la asociación Renovación en el Espíritu. Lo haré con las palabras del cardenal Leon joseph Suenens, gran protector de la Renovación carismática, así como lo describe en el segundo libro de sus memorias.
En primer lugar en este libro recuerda la extraordinaria figura de una mujer, que tanto hizo por el movimiento carismático. Era su colaboradora que tenía la confianza y afecto del papa Pablo VI. Me refiero a Veronica O'brien, que le pidió al cardenal que vaya a Estados Unidos para ver que es lo que estaba sucediendo, para ver con sus ojos lo que consideraba obra del Espíritu Santo.
Fue entonces que el cardenal Suenens conoció la renovación carismática que definió “un flujo de gracia”, y fue la persona clave para mantenerlo en la Iglesia.
El papa Pablo VI en la misa del lunes de Pentecostés de 1965 le agradeció con estas palabras: “En nombre del Señor le agradezco por haber llevado a la Renovación Carismática al corazón de la Iglesia”. No es una novedad de algunos años atrás. El movimiento carismático en la Iglesia tiene esta larga historia, y en la homilía de esa misma misa el cardenal dijo: “Pueda el movimiento carismático desaparecerse como tal y volverse en una gracia pentecostal para toda la Iglesia”. Para ser fiel a sus orígenes el río tiene que perderse en el océano, tiene que perderse en el océano.
Si el río se queda quieto se corrompe. Si la Renovación, esta corriente de gracia no termina en el océano de Dios, en el amor de Dios, trabaja para sí misma. Y esto no es de Jesucristo, esto es del maligno, del padre de la mentira.
La Renovación viene de Dios y va a Dios. El papa Pablo VI bendijo esto. El cardenal siguió indicando que el primer error que es necesario evitar es el de incluir a la Renovación carismática en la categoría de movimiento, porque no es un movimiento especial. Renovación no es un movimiento en el sentido sociológico común, no tiene fundadores, no es homogéneo e incluye a una gran variedad de realidades, es una corriente de gracia, un soplo renovado del Espíritu Santo a todos los miembros de la Iglesia, también para laicos, religiosos y obispos.
Es un desafío para todos nosotros. Uno no hace parte de la Renovación, mas bien la Renovación se vuelve parte de nosotros si recibimos la gracia que nos ofrece. El cardenal Suenens habla de la obra soberana del Espíritu que sin fundadores humanos suscitó esta corriente de gracia en 1967. Hombres y mujeres renovados que después de haber recibido la gracia del bautismo en el Espíritu, como fruto de esta gracia, han dado vida a asociaciones, comunidades de alianza, escuelas de formación, escuelas de evangelización, congregaciones religiosas, comunidades ecuménicas, comunidades para ayudar a los necesitados y los pobres.
Yo mismo he ido a la una comunidad coreana en mi viaje y también les visité en las Filipinas. Esta corriente de gracia tiene dos organismos internacionales reconocidos por la Santa Sede, que están a su servicio y al servicio de todas sus expresiones en el mundo, el Iccrs y la Fraternidad católica. Esta es un poco la historia, la raíz.
En el Estadio el año pasado, hablé de la unidad en la diversidad, he dado el ejemplo de la orquesta. En la Evangelii Gaudium, he hablado de la esfera y del poliedro. No basta hablar de unidad, no es una unidad cualquiera, no es una uniformidad. Dicho así se puede entender como la unidad de una esfera en donde todos los puntos son equidistantes del centro y no hay diferencias entre un punto y otro. El modelo es el poliedro que demuestra la confluencia de todas las partes que en este mantienen su originalidad. Estos son los carismas, en la unidad, pero en la propia diversidad. Unidad en la diversidad, la distinción es importante porque estamos hablando de la obra del Espíritu Santo, no de la nuestra. Unidad en la diversidad de expresión, de todas las realidades que el Espíritu Santo ha querido manifestar. También es necesario recordar que toda esta unidad es más que la parte y la parte no se puede atribuir ser el todo.
No se puede decir nosotros somos la corriente denominada Movimiento Carismático Católico, ustedes no. Esto no se puede decir, por favor hermanos esto no es así, no viene del Espíritu, porque el Espíritu Santo sopla donde quiere, cuando quiere, y como quiere. Unidad en la diversidad y en la verdad, que es el mismo Jesús.
¿Cuál es el signo común de quienes han renacido de esta corriente de gracia?, convertirse en hombres y mujeres nuevos, este es el bautismo en el Espíritu. Les pido que lean Juan 3, versículos 7,8 Jesús a Nicodemo.
Hay otro punto que es muy importante esclarecer en esta corriente de gracia, los que guían. Existe hermanos y hermanas, una gran tentación para el líder. Lo repito, prefiero el término servidor, sirven, y esta tentación para los servidores viene del demonio. Es la tentación de creerse indispensables, cualquiera sea el cargo. El demonio los lleva a querer ser quienes mandan, quienes están en el centro. Y así, así, paso a paso, se resbalan en el autoritarismo, en el personalismo, y no dejan vivir a las comunidades renovadas en el Espíritu. Estas tentaciones hacen que sea la eterna en la que ellos se consideran insustituibles, posición que siempre tiene alguna forma de poder o de dominio sobre los otros. Tengamos ésto claro. Lo único insustituible es el Espíritu Santo y Jesús es el único Señor. Les pregunto, ¿Quién es el único insustituible en la Iglesia?, es el Espíritu Santo. ¿Y quién es el único Señor? (el público responde: Jesús). Digamos que Jesús es el Señor, fuerte... (el público: Jesús es el Señor) No hay otros. En este sentido se registraron casos tristes, hay que poner un tiempo limitado a los encargos, que en realidad son servicios. Un servicio importante de los líderes laicos es hacer crecer y madurar espiritualmente y pastoralmente a quienes tomarán su cargo al terminar su servicio. Todos los servicios en la Iglesia es conveniente que tengan un vencimiento. No hay líderes vitalicios en la Iglesia, esto sucede en algunos países donde existe la dictadura. “Aprendan de mi que soy manso y humilde de Corazón”, dice Jesús.
Esta tentación del diablo hace pasar de servidor a patrón, uno se apropia de esa comunidad, de ese grupo. Esa tentación hace resbalar hacia la vanidad. Hay tanta gente, lo hemos escuchado, estos dos testimonios, el del matrimonio, el de Hugo. Cuantas tentaciones llevan a hacer sufrir a una comunidad y limitan hacer el bien, y se vuelven una organización, como si fueran una ONG. El poder nos lleva, disculpen si lo digo, cuantos líderes se hinchan como pavos, y el poder lleva a la vanidad. Uno se siente capaz de hacer cualquier cosa, se puede resbalar en los negocios, porque el diablo siempre entra por las billeteras, esta es la puerta de entrada.
Otra cosa son los fundadores que han recibido del Espíritu Santo el carisma de fundación. Ellos por haberlo recibido tienen la obligación de cuidarlo, de hacerlo madurar, en sus comunidades, asociaciones. Los fundadores son por la vida, o sea quienes inspiran y dan la inspiración, pero dejan que las cosas vayan adelante. Conocí en Buenos Aires a un buen fundador, que a un cierto punto se volvió espontáneamente el asesor, y dejaba que los líderes fueran los otros. Esta corriente de gracia nos lleva hacia adelante, en un camino de Iglesia que en Italia ha dado mucho fruto. Les animo a ir hacia adelante, y pido vuestra importante contribución, en particular para compartir con todos en la Iglesia el bautismo que han recibido.
Si han vivido esta experiencia, compártanla en la Iglesia y este es el servicio más importante que se pueda dar a todos en la Iglesia. Ayudar al pueblo de Dios al encuentro personal con Jesucristo, que nos cambia en hombres y mujeres nuevos. En pequeños grupos humildes pero eficaces, porque es el Espíritu el que opera. No apuntar tanto a las grandes concentraciones que terminan allí, sino a las relaciones artesanales que derivan del testimonio cotidiano en la familia, en el trabajo, en la vida social, en la parroquia, con los grupos de oración, con todos, con todos.
Y aquí les pido que tomen la iniciativa para crear lazos de amistad y de confianza con los obispos, quienes tienen la responsabilidad pastoral de guiar al cuerpo de Cristo, incluido a la Renovación carismática. Comiencen a tomar las iniciativas necesarias para que todas las realidades carismáticas italianas nacidas de la corriente de gracia puedan vincularse con estas relaciones de confianza y de cooperación directamente con los obispos allí donde se encuentran.
Hay otro signo fuerte del Espíritu en la Renovación carismática: la búsqueda de la unidad del cuerpo de Cristo. Porque los carismáticos tienen una gracia especial para rezar y trabajar en favor de la unidad de los cristianos. Porque la corriente de gracia cruza a todas las Iglesias cristianas. La unidad de los cristianos es obra del Espíritu Santo, y tenemos que rezar juntos. El ecumenismo espiritual, el ecumenismo de la oración.
Pero padre, ¿yo puedo rezar con un evangélico, con un ortodoxo, con un luterano? ¡Debes, debes!, porque han recibido el mismo bautismo. Todos nosotros hemos recibido el mismo bautismo. Todos nosotros hemos recibido al mismo bautismo. Todos nosotros vamos en el camino de Jesús. Todos nosotros queremos a Jesús. Nosotros hemos hecho estas divisiones en la historia. Por tantos motivos, pero no buenos, pero ahora es el tiempo en el que el Espíritu nos hace pensar que estas divisiones no van, que estas divisiones son un anti-testimono, para ir juntos.
El ecumenismo espiritual, el ecumenismo de la oración, el ecumenismo del trabajo, de la caridad juntos, de la lectura de la Biblia juntos. Ir juntos hacia la unidad.
¿Pero padre, para esto tenemos que firmar un documento? ¡Déjate ir adelante con el Espíritu Santo!, reza, trabaja, ama, comparte y después el Espíritu hará el resto. Esta corriente de gracia cruza a todas las confesiones cristianas, a todas las que creen en Cristo. Unidad antes de todo en la oración. El trabajo por la unidad de los cristianos comienza con la oración. Rezar juntos. Unidad porque la sangre de los mártires de hoy nos hace uno.
Está el ecumenismo de la sangre. Sabemos que aquellos que odian a Jesucristo, cuando asesinan a un cristiano no le preguntan ¿Tú eres luterano, ortodoxo, evangélico, bautista, metodista? ¡Tú eres cristiano! Y le cortan la cabeza. Estos no confunden, saben que hay una raíz allí, que nos da la vida a todos y que es Jesucristo, y que está el Espíritu Santo que nos lleva a la unidad.
Quienes odian a Jesucristo, guiados por el maligno no se equivocan, saben. Por ello asesinan sin hacer preguntas. Y esto es algo que les confío. Quizás les conté esto, es una historia verdadera. En una ciudad de Alemania, en Hamburgo, había un párroco que estudiaba los documentos para llevar hacia adelante la causa de beatificación de un sacerdote asesinado, guillotinado por el nazismo, por haber hecho catecismo a los niños.
Y mientras estudiaba descubrió que después de él fue guillotinado, cinco minutos después, un pastor luterano por el mismo motivo, y la sangre de los dos se mezcló. Ambos fueron mártires, es el ecumenismo de la sangre. Si el enemigo nos une en la muerte, ¿quienes somos nosotros para dividirnos en la vida? Dejemos entrar al Espíritu para ir adelante todos juntos.
Pero hay diferencias. Dejémoslas de lado y caminemos con lo que tenemos en común, que es mucho, la Santísima Trinidad y el Bautismo, y vamos adelante con la fuerza del Espíritu Santo.
Pocos meses atrás, esos 23 egipcios coptos que fueron degollados en una playa de Libia, en ese momento decían el nombre de Jesús. Estos...
-pero no, no son católicos.
-Son cristianos, son hermanos, son nuestros mártires. Es el ecumenismo de la sangre. Hace cincuenta años el beato Pablo VI en la canonización de los jóvenes de Uganda hizo referencia que por el mismo motivo habían derramado su sangre sus hermanos catequistas anglicanos, que eran cristianos, y eran mártires. Disculpen y no se escandalicen, son nuestros mártires porque han dado la vida por Cristo, y esto es el ecumenismo de la sangre.
Rezar, la memoria de nuestros mártires comunes, unidad en el trabajo junto por los pobres y necesitados que necesitan también el bautismo en el Espíritu Santo, sería hermoso organizar seminarios de vida en el Espíritu junto a otras realidades carismáticas cristianas, con los hermanos y hermanas que viven por la calle. También ellos tienen el Espíritu por dentro que empuja para que alguien les abra la puerta desde fuera.
Terminó la lluvia, parece, terminó el calor. El Señor es bueno, nos dio primero el calor, después una buena ducha y está con nosotros. Dejemos que nos guíe el Espíritu Santo, esta corriente de gracia que busca siempre la unidad. Nadie es el patrón. Un solo Señor, ¿quién es? (el público: Jesús) Jesús es el Señor. Les recuerdo, que la renovación carismática es una gracia para toda la Iglesia. ¿De acuerdo? Si alguien no está de acuerdo que levante la mano. De acuerdo. La unidad en la diversidad del Espíritu, no cualquier unidad, la esfera y el poliedro, acuérdense bien de esto. La experiencia común del bautismo del Espíritu Santo es el vínculo fraterno y directo con el obispo diocesano, porque el todo es más que la parte. Después, unidad del cuerpo de Cristo, rezar junto con los otros cristianos, trabajar juntos con los otros cristianos por los pobres y necesitados, porque todos hemos tenido el mismo bautismo.
Organizar seminarios de vida en el Espíritu para los hermanos que viven por la calle y por los hermanos marginados por tantos sufrimientos de la vida. Me permito de recordar el testimonio de Hugo, el Señor lo ha llamado justamente porque el Espíritu Santo le hizo la alegría de seguir a Jesús. Organizar seminarios del Espíritu Santo para los que viven por la calle. Y después si el Señor nos da vida les espero a todos juntos en el Iccrs y en la Fraternidad católica que ya están organizando. A todos quienes quieran venir en el 2017. No es tan lejos. Aquí en la plaza de San Pedro para celebrar el jubileo de oro de esta corriente de gracia. Una oportunidad para la Iglesia como dijo el beato Pablo VI en la basílica de San Pedro en 1965. Nos reuniremos para dar gracias al Espíritu Santo por el don de esta corriente de gracia que es para la Iglesia y para el mundo. Y para celebrar las maravillas que el Espíritu Santo ha hecho durante estos 50 años cambiando la vida de millones de cristianos. Nuevamente gracias por haber respondido con alegría a mi invitación. Que Jesús les bendiga y la Virgen santa les proteja. Y no se olviden de rezar por mí, porque lo necesito. Gracias.
(Texto traducido y transcrito del audio por ZENIT)


PAPA FRANCISCO EN LA 37 ASAMBLEA NACIONAL DE LA RENOVACION CARISMATICA DE ITALIA

martes, 30 de junio de 2015

ECCLAJU 2015

GUADALAJARA, JALISCO SERA LA SEDE DE ESTA GRAN CONCENTRACIÓN DE JÓVENES CARISMÁTICOS DE LATINOAMERICA Y EL CARIBE
 SOLO FALTAN 16 DÍAS PARA QUE DE INICIO ESTE GRAN EVENTO QUE SERA DE GRAN BENDICIÓN PARA NUESTROS PAÍSES HERMANOS.
OREMOS POR TODOS LOS JÓVENES ASISTENTES A ESTE GRAN ENCUENTRO.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Mateo (8,23-27):

En aquel tiempo, subió Jesús a la barca, y sus discípulos lo siguieron. De pronto, se levantó un temporal tan fuerte que la barca desaparecía entre las olas; él dormía. 
Se acercaron los discípulos y lo despertaron, gritándole: «¡Señor, sálvanos, que nos hundimos!» 
Él les dijo: «¡Cobardes! ¡Qué poca fe!» 
Se puso en pie, increpó a los vientos y al lago, y vino una gran calma. 
Ellos se preguntaban admirados: «¿Quién es éste? ¡Hasta el viento y el agua le obedecen!» 

Palabra del Señor

viernes, 26 de junio de 2015

Evangelio de Hoy

Lectura del santo evangelio según san Mateo (8,1-4):

En aquel tiempo, al bajar Jesús del monte, lo siguió mucha gente.
En esto, se le acercó un leproso, se arrodilló y le dijo: «Señor, si quieres, puedes limpiarme.»
Extendió la mano y lo tocó, diciendo: «Quiero, queda limpio.»
Y en seguida quedó limpio de la lepra.
Jesús le dijo: «No se lo digas a nadie, pero, para que conste, ve a presentarte al sacerdote y entrega la ofrenda que mandó Moisés.»

Palabra del Señor

jueves, 25 de junio de 2015

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Mateo (7,21-29):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No todo el que me dice “Señor, Señor” entrará en el reino de cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre que está en el cielo. Aquel día muchos dirán: “Señor, Señor, ¿no hemos profetizado en tu nombre, y en tu nombre echado demonios, y no hemos hecho en tu nombre muchos milagros?” Yo entonces les declararé: “Nunca os he conocido. Alejaos de mí, malvados.” El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, salieron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió porque estaba cimentada sobre roca. El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se hundió totalmente.» 
Al terminar Jesús este discurso, la gente estaba admirada de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad, y no como los escribas.

Palabra del Señor